domingo, 21 de octubre de 2012

El precio.

Era algo que nunca había sentido antes.

Estaba enamorada, y lo mejor de todo es que era correspondida.

El joven afortunado decía quererla como nunca antes había querido. Sin embargo, también amaba a otra. Una joven de hermosa belleza, insinuante y deseada por todos. Le habían escrito canciones y poemas, dedicado cuadros y libros e incluso los pueblos se habían enfrentado entre sí para lograr conquistarla. Como muchos otros, este joven quedó embelesado cuando comenzó a conocerla. A medida que pasaba el tiempo más la quería, hasta el punto de desear huir con ella.

La pobre muchacha se resignaba a escuchar cómo su amado de vez en cuando le comentaba que deseaba irse de viaje con la otra, algo con lo que la pobre no podía competir. Sabía que lo iba a perder, que no podía hacer nada al respecto, por lo que se conformaba con pensar en que aún quedaba tiempo para aquel viaje y que de momento podía disfrutar del joven. A medida que aumentaba el engaño más temía que él pudiera marcharse en cualquier momento. Era evidente que la otra podía ofrecerle tantas cosas a las que ella apenas podía aspirar... La más importante de todas, no sentirse atado a nada. El sentirse solo ante la inmensidad del mundo. 

Lo que ofrece es tan grande que para llegar a conquistarla hay que dejar cosas atrás y la astuta joven pone un precio distinto para cada persona, precios que suele cobrar. 

Al fin y al cabo, ¿quién no ha deseado la Libertad?

miércoles, 20 de junio de 2012

Un Viejo Cofre...


Siempre recordará lo que pudo ser y no fue.

La culpa no fue de los demás, sino de él mismo, pues a fuerza de querer encajar se fue encerrando cada vez más en aquel cofre desconocido para la mayoría y acabó perdiendo la llave que lo abría. Pobre cofre que quedó olvidado, viejo y cubierto de polvo, que llegó a ser un completo desconocido hasta para él mismo. Con el tiempo, el cofre se fue cubriendo de más suciedad, de malas hierbas que lo rodearon y llegaron a cubrirlo casi entero. Ya apenas se veía la pequeña ranura que simbolizaba una pequeña esperanza.En aquel momento, podría haber buscado la llave y haber salvado su cofre, su tesoro. Pero ni se le pasó por la cabeza. Por lo tanto, la hierba también acabó cubriendo la pequeña ranura.

Ya no había marcha atrás.

Con el paso de los años, el pequeño cofre comenzó a volver a su memoria. Se dio cuenta de lo que había hecho e intentó remediarlo. A duras penas consiguió quitar todo lo que había cubierto ese tesoro. Se sorprendió al ver la cantidad de suciedad, hierbas y demás inconvenientes que iba encontrando. ¿Tanto lo había abandonado?

Desgraciadamente, una vez limpio el cofre, se dio cuenta de que no podía abrirlo. Imposible recordar dónde estaba la llave. Intentó forzarlo pero a pesar del paso del tiempo, la madera no cedía ni un ápice.Ya era demasiado tarde.

Por eso ahora recuerda lo que pudo ser y no fue. Y se da cuenta de que la decisión que tomó en un momento y creyó correcta, ha tenido consecuencias que lo han acompañado toda su vida. Consecuencias que, desgraciadamente, no puede cambiar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Autorrechazo



Estaba allí desde el primer momento, en la adrenalina que circulaba por las venas de tus padres cuando hacían el amor para concebirte, y después en el fluido que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón cuando todavía eras sólo un parásito.

Llegué a ti antes de que pudieras hablar, antes aún de que pudieras entender algo de lo que los otros hablaban. Estaba ya, cuando torpemente intentabas tus primeros pasos ante la mirada burlona y divertida de todos.

Cuando estabas desprotegido y expuesto, cuando eras vulnerable y necesitado. Aparecí en tu vida de la mano del pensamiento mágico, me acompañaban las supersticiones y los conjuros, los fetiches y los amuletos, las buenas formas, las costumbres y la tradición, tus maestros, tus hermanos y tus amigos.


Antes de que supieras que yo existía, yo dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad. Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está. Yo te traje tus sentimientos de vergüenza, te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso,de feo, de estúpido, de desagradable.

Yo te colgué la etiqueta de "diferente", cuando te dije por primera vez al oído que algo no andaba del todo bien contigo.

Existo desde antes de la conciencia, desde antes de la culpa, desde antes de la moralidad, desde los principios del tiempo, desde que Adán se avergonzó de su cuerpo al notar que estaba desnudo y lo cubrió.

Soy el invitado no querido, el visitante no deseado, y sin embargo soy el primero en llegar y el último en irme.

Me he vuelto poderoso con el tiempo, escuchando los consejos de tus padres sobre cómo triunfar en la vida.

Observando los preceptos de tu religión, que te dicen qué hacer y qué no hacer para poder ser aceptado por Dios en su seno. Sufriendo las bromas crueles de tus compañeros de colegio, cuando se reían de tus dificultades.

Soportando las humillaciones de tus superiores. Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo y comparándola después con las de los "exitosos" que se muestran por televisión.

Y ahora, por fin, poderoso como soy y por el simple hecho de ser mujer, de ser negro, de ser judío, de ser homosexual, de ser oriental, de ser discapacitado, de ser alto, petiso, o gordo, puedo transformarte en un tacho de basura, en escoria, en un chivo expiatorio, en el responsable universal, en un maldito bastardo desechable.

Generaciones y generaciones de hombre y mujeres me apoyan. No puedes librarte de mí. La pena que causo es tan insostenible que para soportarme, deberías pasarme a tus hijos, para que ellos me pasen a los suyos, por los siglos de los siglos.

Para ayudarte a ti y a tu descendencia, me disfrazaré de perfeccionismo, de altos ideales, de autocrítica, de patriotismo, de moralidad, de buenas costumbres, de autocontrol.

La pena que te causo es tan intensa que querrás negarme y para eso intentarás esconderme detrás de tus personajes, detrás de las drogas, detrás de tu lucha por el dinero, detrás de tus neurosis, detrás de tu sexualidad indiscriminada.

Pero no importa lo que hagas, no importa adonde vayas, yo estaré allí siempre allí.

Porque viajo contigo día y noche sin descanso, sin límites.

Yo soy la causa principal de la dependencia, de la posesividad, del esfuerzo, de la inmoralidad, del miedo, de la violencia, del crimen, de la locura.

Yo te enseñé el miedo a ser rechazado, y condicioné tu existencia a ese miedo. De mí dependes para seguir siendo esa persona buscada, deseada, aplaudida, gentil, y agradable que hoy muestras a los otros.

De mí dependes porque yo soy el baúl en el que escondiste aquellas cosas más desagradables, más ridículas, menos deseables de ti mismo.

Gracias a mí, has aprendido a conformarte con lo que la vida te da, porque después de todo, cualquier cosa que vivas será siempre más de lo que crees que mereces.

¿Has adivinado?

Soy el sentimiento de rechazo que sientes por ti mismo.

SOY ... EL SENTIMIENTO DE RECHAZO QUE SIENTES POR TI MISMO.

Recuerda nuestra historia

Todo empezó aquel día gris en que dejaste de decir orgulloso:

¡YO SOY!

y entre avergonzado y temeroso, bajaste la cabeza y cambiaste tus dichos y actitudes por un pensamiento:

YO DEBERÍA SER ..







J. Bucay

viernes, 18 de noviembre de 2011

Lo correcto

¿Qué es lo correcto? Toda persona se ha hecho esta pregunta al menos una vez en su vida. Sin embargo, parece que no nos ponemos de acuerdo en la respuesta.
Hay quien piensa que lo correcto es lo que marca la sociedad, lo que todo el mundo hace. Porque hacer algo "pega" en ese momento, por el simple hecho de que la sociedad lo reconoce como habitual, normal o incluso, correcto. Y es que, no nos damos cuenta de lo que la sociedad puede influir en una persona, hasta el punto de que ya no sabemos si pensamos por nosotros mismos o lo hacen por nosotros.
Pero no todas las personas son así. Hay algunas que intentan, ante todo, ser ellas mismas, ir contracorriente si es necesario, defender lo que realmente es correcto, aunque se pase mal en el intento. Estas son las personas a la que la sociedad teme, por ello las ataca, intenta engullirlas para silenciarlas y asegurarse de que no se pronuncien, porque podrían despertar el pensamiento de los que ya han caído en sus redes.
Afortunadamente, esta minoría, acostumbrada a su situación, sigue luchando, Porque ante 

todo, debemos ser libres y si tú no piensas, alguien vendrá y lo hará por tí.